Muestra la moda de principios de siglo XX que utilizan para ir a la playa mujeres y hombres de la alta sociedad
El traje del mes, que se expone a lo largo de todo mayo en el centro museístico Charo Acero, está compuesto en esta ocasión por dos vestidos de paseo de verano, así como un conjunto de verano de hombre. En concreto, un vestido de paseo de verano de mujer elaborado en batista bordada a máquina y con un canotier con tapafea. Un modelo que data de 1910. De esta fecha, de 1910-1913, puede verse otro vestido de paseo de verano. En esta ocasión, es de muselina bordada a mano y con el complemento de una sombrilla con encaje de bolillo. El tercer traje, es en esta ocasión de hombre. Se trata de una camisa y una chaqueta de lino, complementado por un canotier y una corbata. Es también de principios de 1900.
Se trata de una indumentaria de principios del siglo XX y que corresponde al hábito que a finales del siglo XIX y principios del XX comenzó a implantarse en las clases altas y entre los artistas el disfrutar del sol y de la playa. Esto hace que se cree una nueva indumentaria que hasta la fecha no existía, ya que no había una necesidad de crear ropa para disfrutar de la playa. Surge en esos momentos el “Summer Wear”, la ropa de verano.
La idea de coger vacaciones y viajar por placer nace en paralelo con el avance de los medios de transporte como el automóvil, el tren y el barco. Hasta ese momento, los pocos que iban a la playa, adaptaban la ropa. En el caso de las mujeres, se quedaban en camisa y subían sus faldas para mojarse los pies.
Tras implantarse la moda de viajar, la clase social elevada y actrices viajaban desde el Reino Unido a Biarritz o Cannes, con un estilo de vida placentero. De esta forma, se opta por la ropa cómoda y los hombres comienzan a utilizar pantalón corto, chaquetas ligeras y trajes de baño, mientras que las mujeres usan vestidos ligeros y sandalias. Se pusieron de moda las faldas con sobrefaldas y se acortaron dejando visibles los zapatos.
En España, la reina Isabel II, por prescripción médica, viaja a las playas de San Sebastián y Barcelona. La acompaña toda la corte y esta costumbre también la mantuvo su nuera, la regente María Cristina. Se pone así de moda entre la aristocracia el veranear en la playa de La Concha, y después Alfonso XIII y Victoria Eugenia veranean en la playa del Sardinero, en Santander.
De esta forma, los protocolos de vestuario crean un nuevo traje para la mujer, de una sola pieza. Vestidos cómodos y ligeros, confeccionados en algodón y batista de color blanco. Unos trajes que se empleaban para pasear por la playa o tomar el té. Eran trajes de manga larga y en la primera década del siglo XX, el cuello era subido y desaparece a partir de 1910.
Los trajes de verano estaban adornados de forma profusa con jaretas, diferentes técnicas de bordados, entresodes y encajes. Para los hombres, se opta por los trajes de lino natural. Tanto para ellas como para ellos, la indumentaria se complementaba con sombreros y para los largos paseos, era obligatoria la sombrilla.
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