El director general de Planificación e Infraestructuras Hidráulicas, Álvaro Jiménez, ha visitado este jueves la instalación del emisor de ultrasonidos en el entorno de la toma flotante de la Estación de Tratamiento de Agua Potable de la Mancomunidad Vegas Bajas en el embalse de Los Canchales.
La Mancomunidad ha llevado a cabo la instalación de un sistema emisor de ultrasonidos distante aproximadamente a 100 metros de la balsa de captación, con el objetivo de cubrir todo el perímetro de la captación con una emisión de ultrasonidos bajo el agua, lo que conseguiría que las algas desaparezcan de la superficie al cabo de 60 días, depositándose en el fondo de la presa, donde acabarán degradándose por efecto de las bacterias.
La proliferación del fitoplancton, y particularmente de cianobacterias, en cuerpos de agua destinados a la producción de agua potable, actividades recreativas, riego y otros factores, constituye un problema, por lo que su control es una tarea prioritaria en el manejo de estos ecosistemas.
El sistema se encuentra actualmente en fase de pruebas y evaluación de su efectividad sobre el tratamiento del agua bruta, para valorar su comportamiento durante los meses más extremos del año en cuanto a altas temperaturas.
Unos trabajos que se hacen especialmente necesarios en la zona, ya que la ETAP que se sitúa a pie de la presa del embalse, abastece a las poblaciones de Montijo, Puebla de la Calzada, La Garrovilla, Esparragalejo, Torremayor, Barbaño, Lácara y Valdelacalzada. En total, se abastecen cerca de 35.000 habitantes, para lo que además se dispone de cinco depósitos mancomunados que reparten el agua tratada a los distintos depósitos municipales.
En ese sentido, Álvaro Jiménez ha subrayado que “los sistemas de gestión supramunicipales, como las mancomunidades y consorcios, son imprescindibles para garantizar la sostenibilidad técnica y económica de los servicios esenciales en las pequeñas y medianas poblaciones, así como para alargar la vida útil de las instalaciones”.
El embalse de Los Canchales tiene una superficie de casi 1.000 hectáreas y una capacidad de almacenamiento de 25 hectómetros cúbicos, que recoge agua del Río Lácara. La presa se sitúa en el término municipal de Montijo, aunque gran parte de su embalse queda dentro del término de la ciudad de Mérida.
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