En el despacho burgués de este museo se ubica un barómetro, instrumento que mide la presión atmosférica, es decir, la fuerza por unidad de superficie que ejerce un líquido o un gas perpendicularmente a dicha superficie.
La invención del barómetro constituyó un acontecimiento fundamental en la física moderna, porque demostró la presión del aire y, sobre todo, porque permitió refutar uno de los prejuicios más arraigados del pensamiento clásico: la imposibilidad del vacío.
Los primeros barómetros fueron realizados por el físico y matemático italiano Evangelista Torricelli, en el siglo XVII. La presión atmosférica equivale a la altura de una columna de agua de unos 10 metros de altura. En los barómetros de mercurio, cuya densidad es 13.6 veces mayor que la del agua, la columna de mercurio sostenida por la presión atmosférica al nivel del mar en un día despejado es de aproximadamente 760 mm.
Los barómetros son instrumentos fundamentales para medir el estado de la atmósfera y realizar predicciones meteorológicas. Las altas presiones se corresponden con regiones sin precipitaciones, mientras que las bajas presiones son indicadores de regiones de tormentas y borrascas.
Como dato curioso, podemos decir que existe la ruta madrileña de los barómetros. Se trata de una serie de aparatos medidores de la presión atmosférica ubicados en distintos rincones de la capital de España. Su existencia, más testimonial que otra cosa, indica el interés que antaño despertaban las lecturas barométricas entre los ciudadanos madrileños, algo que actualmente queda restringido al personal de los observatorios y a los aficionados a la meteorología. Existe uno en la Plaza Mayor, otro en la calle del Príncipe y otro en el Parquet de la Bolsa de Madrid.
El barómetro que presentamos como Pieza del Mes de julio de 2021 pertenece a la Casa Aramburo de Madrid y data de principios del siglo XX, siendo donado al museo por don Pedro Valadés Sosa, a quien este Ayuntamiento expresa su agradecimiento.